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Eso somos

Somos lo que fuimos

Somos dos extraños

que se amaron

y se odiaron;

que sintieron tanto

que, al final, dejaron de sentir.

Somos un recuerdo difuso

de momentos felices,

de instancias tristes,

de alegrías demarcadas

y también, de nostalgia.

Somos la brasa maltrecha

de aquel infierno descontrolado

que generamos,

que expandimos

y apagamos.

Terminamos en el mismo sitio en el que comenzamos:

en ninguna parte,

sin ningún pretexto;

con ningún aviso.

Somos el destello de la cola de un cometa,

la rebaba que culmina por pulirse,

el sostén amortizado de una última nota musical;

Somos una gota que amenaza a evaporarse,

a transmutarse,

a refundirse con otros elementos;

con unos nuevos,

que siempre han estado.

Somos un todo del pasado,

un espacio en el presente

y la nada del futuro.

Llegamos al tope de la cima,

Y desde allí caímos;

sin detenernos,

sin retenernos,

hasta el colapso.

Estamos donde debemos estar

Nos queda el recuerdo difuso,

el sabor amargo

y la catástrofe;

de lo que fue inolvidable,

empalagoso

y gloriosamente admirable.

Estamos al final del tramo,

a la vuelta de la esquina,

en la última letra,

de la última palabra,

del último párrafo,

de la última hoja;

sentenciando con el último libro,

a la última historia.

Debemos empezar de nuevo,

eso es lo que está escrito

y lo que deberemos escribir;

cada cual por su cuenta

y su sendero,

con su valía

y con sus miedos.

Somos ahora el reflejo,

el susurro,

el centelleo;

la resonancia débil,

de un estruendo estrepitoso.

Nos depara algo bueno, aunque duela
Ahora toca mirar adelante,

con la frente en alto

y la sonrisa puesta;

caminar a cuestas,

enterrado medio cuerpo en el barro.

Ahora nos toca ensordecer a nuestras sombras

siendo libres

y felices.

Nos toca volver a rozar las estrellas,

en honor a lo que fuimos,

a lo que seremos

y, por sobre todo,

a lo que somos.